martes, agosto 25, 2009

Honrando al Uruguay



En vista a un nuevo aniversario de la independencia uruguaya, invitamos a nuestra bitácora a Joaquín Torres García.
Ciertamente no fué un político, pero si un artista que pintó (cabalmente), la esencia oriental. De allí, nuestra invitación, que esperamos habrá de darnos (algún) deleite ocular. Y quizá nos sorprendamos de algún dibujo muy difundido, que es de su autoría.
Con vosotros, el autor:

Joaquín Torres García, fue un artista y teórico del arte, que nació en Uruguay en 1874.
Vivió en Barcelona donde estudió arte.
Se inspiró en el arte abstracto, en el cubismo y en el arte precolombino.
Torres García mostraba preocupación por la mirada latinoamericana del arte.

En 1941 escribió:

He dicho Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el Sur.
No debe haber norte para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur.
Por eso ahora, ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no, como quieren en el resto del mundo.
La punta de América, desde ahora, prolongándose señala insistentemente el Sur, nuestro norte.


El uruguayo Torres García, trabajó su arte en torno al constructivismo, donde lo geométrico tendrá una importancia fundamental.

En el año 1945 se publicó el primer número de la revista Removedor, órgano de lucha del Taller Torres-García, que sirvió como marco de respuesta a las críticas hacia sus trabajos y los de sus alumnos y como herramienta publicitaria.

Tras su muerte, ocurrida en Montevideo el 8 de agosto de 1949, el taller seguiría en funcionamiento, siendo dirigido por algunos de los alumnos más destacados, hasta su cierre definitivo en 1962 (aunque hay controversia con respecto de esa fecha). Por su parte, la última publicación oficial del Taller vio la luz en enero de 1961: se trató del tercer número de la revista Escuela del Sur (que había sustituido a Removedor, cuyo número 28 final es de julio-agosto de 1953).

La llamada de Torres García a los artistas para que no renunciasen a ser latinoamericanos, de pretender ser contemporáneos al uso investigando formalmente en sus trayectorias artísticas, aportó una nueva dimensión a la construcción de un lenguaje moderno y americano, constituyéndose uno de los episodios definitorios de las vanguardias latinoamericanas.

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