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jueves, septiembre 06, 2018

Un 6 de septiembre

El jueves 6 de septiembre de 1906, en París, nacía el inquieto Luis Federico Leloir, hijo póstumo que fue médico, bioquímico y farmacéutico.
En 1970 recibió el Premio Nobel de química, por sus investigaciones que permitieron combatir una enfermedad congénita como la galactosemia.
El pequeño Leloir vivió en un campo bonaerense, cerca de San Clemente, siendo el menor de ocho hermanos.
Aprendió a leer solito a los cuatro años, gracias a los diarios que había en su casa.
Desde chico se interesó por la naturaleza.
En el colegio secundario, no se destacó como alumno.
Empezó a cursar arquitectura, carrera que abandonó velozmente, para ingresar en la Facultad de Medicina.
Sus comienzos no fueron sencillos, tanto que debió rendir no una, sino cuatro veces el examen de anatomía.
En 1932 se recibió de médico, y decidió dedicarse a la investigación de laboratorio.
Al año siguiente conoció al Dr. Houssay, quien dirigió su tesis, que recibió el premio al mejor trabajo doctoral.
Como su formación en física, matemática, química y biología era escasa, decidió asistir a clases en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, en calidad de oyente, que tal?
Se perfeccionó en Inglaterra y Estados Unidos.
Desde 1947 trabajó en la Fundación Campomar, junto a un grupo de selectos colaboradores.
Siendo un centro de excelencia, desde aquel entonces.

Luis Federico Leloir, cabal ejemplo de un ser aplicado, constante en su trabajo y estudio.
Cultor del bajo perfil, y del humor. Solo se recriminaba el no haber patentado su gran invento químico culinario, el de la salsa golf, hecho que tuvo lugar en el comedor del club de golf Mar del Plata.

lunes, mayo 07, 2018

Revolviendo cajones

En un orden interno, de esos que uno hace sin apuro, porque es en un fin de semana, dí con un texto que siempre crei tener guardado.
Mucho me alegró haber dado con el.
Porque a veces uno quiere creer que tal o cual cosa, está guardada. El problema, es que a veces lo está tan bien, que jamás volvemos a con ella, i.e., la cordura ...
El caso, es que asomó este incunable, circa 1980.

Tiene (mucho) valor, porque corresponde al acto de egreso que armamos para despedirnos del colegio.
Allí se retratan varios profesores, que tenían características notables.
El texto completo, corresponde a un tipo con gran talento narrativo, como así también para otras artes. Pero en estas tres carillas, Rafael Vilá (el 33!), hace uso de casi todos los recursos literarios, que exceden a lo visto en los cursos de literatura.
El tipo se despacha con una dosis de humor, proverbial. Siempre sutil, con altura. Pero hay gestos notables, en los parlamentos, acorde a la personalidad de los actores.

Merced a los esfuerzos del querido Negro Olmedo, y gracias a la tenacidad de un reducido grupo de tercos compañeros, empezamos a reunirnos, desde el 21 de septiembre de 2017.
Fue algo inesperado y un verdadero regalo. Porque nos encontramos con los ojos de personas que tenemos 55 pirulos, pero con la confianza y el conocimiento que nos da haber compartido muchos años de vida, en un período riquisimo.

Alejandro Olmedo partió de modo raudo de este mundo, siempre original nuestro Negro. Pero logró reunirnos, luego de treinta y pico de años.
Intentamos seguir construyendo una relación fraterna, entre quienes se suman a esta movida, que es abierta a todos los que formamos parte de aquella camada.

Pero ahora, le dejamos paso a la egregia compañía de personajes, que revivimos desde 1980 a 2018 (que lo tiró)

lunes, junio 22, 2015

Padre Marqué, un hombre de Dios

Cuando celebrabamos el día del Padre en tierras patagónicas, me enteré de una noticia movilizadora: acababan de compartir en misa del mediodía del Santísimo Redentor que León Dionisio Marqué, el querido Padre Marqué, había pasado a la eternidad.
Pese a sus joviales 100 años, sentí un desgarrito, esa extraña sensación que provoca la muerte en seres que nos marcan y nos siguen iluminando.
Fue mucho mas que el sacerdote que nos acompañó desde el año 1977 en el colegio San Miguel, en tiempos delicados. Fue un cura cercano, un tipo gaucho, dispuesto a hacerse uno con el otro.
Una persona extraordinariamente simple, un ser práctico en varios sentidos.
Probablemente por eso Marqué nos haya marcado (literalmente) a varios.
Al decir de Alfredo Z., un tipo dispuesto a compartirlo todo. Un curita que pregonó a los cuatro vientos, la faceta redentora de Dios (no en vano fue párroco del Smo.Redentor), y la Buena Nueva de Dios Amor.
Hablaba simple, con una pronunciación francesa, mezclando criollos términos como:
- Vos, che!
Si el enojo era importante, cosa poco frecuente: el término era:
- No m'hijito.
Fue autoridad del colegio y de la parroquia, un ser siempre dispuesto a confesar, porque pregonaba que Dios no se cansa de perdonar. Cómo te confesaba, en su oficina, uno sentado frente a otro y conversando como dos seres en paridad de condiciones. No hablaba de castigos. Tenía una mirada muy redentora y amorosa de Dios Padre. Fue de los primeros que siempre habló de Dios Amor. Uno de sus libros de cabecera era Triunfo de Michel Quoist. Por ende Marqué fue un visio-revolucionario. Nos marcaba la presencia de Dios, en cuestiones cotidianas, hasta en la canina vereda impar de Beruti entre Larrea y Pueyrredón!

En su tiempo, participamos de la instalación de la ACA en el Smo.Redentor. Nunca puso reparos ni complicaciones, ni con cuestiones parroquiales, o con el uso del patio colorado para disputar infinidad de picados durante los fines de semana.

En sus catequesis atendía especial atención a los Encargados de Edificios. Nos explicaba que esta gente, eran personas muy sencillas, con una actividad digna, pero que vivían en condiciones que no les permitían tener mas que un hijo. Al menos desde el hacinamiento físico.

En las charlas prematrimoniales, repetía su consejo de poner la cruz, no sobre la cama, sino enfrente. De forma tal que los cónyuges, la tuvieran siempre presente. Y si por algún motivo estaban distanciados, al irse al dormir y mirarla, Dios nos decía:
- Dale che, amigate. No duermas cola con cola. Date vuelta y abraza a tu esposa.

Creo hay infinidad de anécdotas, pero siempre fue un tipo simple, cercano, creo un adelantado para su tiempo. Mi Viejo, promoción 1947 del San Miguel, recordaba que había llegado por aquella época, como un curita joven. Estas experiencias, fueron parte de las que tuvimos, aquellos de las promociones cercanas a 1980. Creo tuvo el milagroso poder, de lograr que facciones opuestas de los revueltos tiempos argentos de los 70' encontraran tanto en el colegio, como en la parroquia, un modo de acercarse entre si, bajo la protección de un Dios conciliador.
Nos casó en 1990, y siempre lo tuvimos cerca, pese a su radicaciones posteriores en Tucumán y en Francia.
Una de sus últimas noticias, la tuve en 2000, con este video donde el Padre Marqué deja en evidencia sus dotes actorales y de cura piola, al participar de Machetes, para su ex alumno Fabián Gianola. Corroborad el actor en potencia que se perdiera Hollywood!
De su eterna cercanía va la anécdota mas reciente, cuando dos años ha, nuestros hijos viajaron juntos a París, y le escribí un mail, para consultarle sobre posibles alojamientos. Al toque me respondió, intentando conectar a ambos con un sanmigueliano que vivía en París. Habían pasado mas de veinte años, y volvíamos a hablar con la cercanía de siempre.
Ese es el Padre Marqué, un verdadero cura gaucho, un hombre de Dios, con miles de hijos en el afecto. Su misión culminó, su paso por esta Tierra fue veramente Redentor, Santísimo.