Hablo de Primo Levi y de Antoine de Saint Exupery.
Ambos tuvieron el 31 de julio como punto de encuentro, Primo nacia, y Antoine dejaba su vida a bordo de un avión.
Fueron tipos muy picantes, y dejaron huella por donde pasaron.
Primo estuvo en un campo de concentración, por su estigma de ser judío. Antoine participó de la aviación que en su momento fue netamente militar, para luego desempeñarse como aeroposta en nuestro país, y en nuestra Patagonia. De hecho, allí en Península, había una réplica de la aeronave que utilizaba. Y mas que un avión, parecía un barrilete. Eso nos da una idea de la gesta de estos "purretes".
De Primo Levi, recuerdo un cuento leído y traducido on the fly por Aldo De Cunto. Aldito leyome "Il mimete", y quedé prendido de la pluma e imaginación de tamaña pluma.
De Saint Exupery, me pegó su "Vuelo nocturno", novela leída por Huguito Paredero en alguna de las tantas emisiones de su Párrafus Interruptus.
Y si ellos "eligieron" un 31 de julio, convengamos en que este es un día con mucho sol para las letras, para narrar historias, para sabernos seres humanos, alados, donde la imaginación puede llevarnos allí mismo, donde querramos. Tan solo debemos querer viajar, volar y estar.
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